LOS VIKINGOS EN SEVILLA

Cuando en Sevilla se habla de Tablada la gente piensa en la Feria o quizá en el aeródromo, testigo de gestas aéreas al principio del s. XX. Pero en el año 844 d.c, bajo el nombre de Tablata, esta zona sevillana fue escenario de un choque histórico entre dos pueblos que llegaron a conocerse bien: los Vikingos y los Andalusíes.

Aunque estos escandinavos ya visitaban Europa Occidental desde el siglo pasado, es en el verano de 844 cuando deciden dejarse ver por nuestras costas. Previamente a ésta incursión, los primeros en conocerlos fueron los reinos cristianos del norte de la Península, pero no tardó al-Ándalus en recibir a estos nuevos visitantes. Ya en Lisboa dejaron claras sus intenciones, saqueándola durante 13 días. El caíd¹ (gobernador) de la ciudad avisó a Córdoba de las malas intenciones de estas gentes de mar, pero parece que el emir Abd al-Rahman II (Toledo, 792 – Córdoba, 852) no hizo grandes preparativos. Los Vikingos o mayüs² (magos), así apodados por los andalusíes, se presentaron en la desembocadura del Guadalquivir (al-wādi al-kabīr) con unas 80 naves³, aproximadamente unos 1000 hombres, con intenciones nada amigables. Cabe recordar que el nombre de este río significa Río Grande, una ruta directa para llegar a Sevilla.

Fuente: Juan Martos Quesada:
«La invasión de Al-Ándalus» en «Vikingos: los guerreros venidos del hielo», págs.: 62-67. La aventura de la Historia, año 8, n.º 95, 1998

La invasión

En septiembre arriban a Qabpil (Isla Menor), en la que permanecen varios vikingos acampados, y de allí pasarán a Coria del Río eliminando prácticamente a toda su población para que no avisarán a Sevilla del inminente ataque. Cuenta Ibn al-Qutiyya que el 1 de Octubre entran en Sevilla, y según las crónicas de al-Udri, durante 7 días la asediaron y arrasaron sin que fuera posible calcular el número de víctimas y cautivos, solo algunos pudieron huir hacia Carmona y los montes de Sevilla (Alxaraf o Aljarafe, terreno alto y extenso). Como prueba de su agresividad tenemos la matanza de unos ancianos refugiados en una mezquita que pasó a conocerse como la mezquita de los Mártires (en el ataque de 859 intentarán quemar la recién estrenada mezquita mayor de Ibn Adabbas, actual iglesia de El Salvador). Tras la caída de Sevilla, el emir Abd al-Rahman II envió tropas de caballería para reconquistarla bajo el mando de Ibn Rustum, apoyado por fuerzas de Musa ibn Musa (de los Banu Qasi), consiguiendo estabilizar la situación.

Tras varias escaramuzas, no es hasta noviembre cuando se produce el definitivo combate de Tablada, en la que los andalusíes logran una importante victoria eliminando a más de 500 vikingos (se habla de hasta 1000) y apresando algunos de sus barcos. Según al-Udri, para dar ejemplo, crucificaron y ahorcaron a muchos de ellos en las palmeras de Tablada. Aún así, no se dieron por vencidos y los supervivientes, junto otros contingentes que estaban practicando razzias en la zona de Niebla, continuaron sus incursiones. Finalmente se registró un último ataque en tierras de Sidonia mientras descendían por el Guadalquivir. De nuevo vencen los andalusíes y obligan a huir a los belicosos normandos hacia el Golfo de Cádiz, realizando una última visita a Lisboa en su viaje de regreso a tierras norteñas.

Consecuencias

No exageramos al definir este acontecimiento como un auténtico shock para al-Ándalus, tal es así, que las autoridades se vieron impelidas a tomar una serie de medidas tanto en Sevilla como en toda la costa bajo su control.

Para Sevilla significó la creación de unas atarazanas y la fortificación de la ciudad, pues la defensa más importante era una fortaleza que se situaba en los actuales Reales Alcázares.

Más allá de Isbiliya (nombre musulmán de Sevilla), Abd al-Rahman II ordenó contratar a gentes de mar y construir barcos en estas atarazanas para atajar posibles ataques posteriores y, la construcción de un serie de torres-vigías en la costa para avisar de la arribada de estos molestos visitantes. Gracias a estas precauciones, los posteriores ataques vikingos (859 d. c. ) fracasan en sus incursiones.

Contrasta esto último con lo ocurrido en otras partes de Europa y, aunque los mayus siguieron visitando nuestra tierra, la reacción estatal y las medidas tomadas desde Córdoba pusieron las cosas muy difíciles a estos aventureros navegantes, auténticos piratas.

Kiev. Monumento a los Vikingos

Bibliografía

I Jornadas de Jóvenes Investigadores en Arqueología, Libro I. Ollero de Landáburu, Gonzalo: La huella arqueológica de los vikingos en la Península Ibérica. Análisis de las dos primeras oleadas del s. IX.

Espinar Moreno, Manuel; Robles Delgado, Alberto y Abellán Santisteban, José. 2015. Los vikingos en la Historia, 2. Granada: Libros EPCCM Estudios, Historia Medieval.

Historia de Andalucia I, de Tartessos al Islam ( – 1031). 1982. Barcelona: Planeta.

Historia Universal. La Expansión musulmana. 2004. Madrid: Salvat.

Kinder, Hermann; Hilgemann, Werner. (2006). Atlas Histórico Mundial I. De los orígenes a la Revolución.

Martos Quesada, Juan. “La invasión de al-Ándalus”. La Aventura de la historia, no 95 (2006):

Mazzoli-Guintard, Christine. 2000. Ciudades de al-Ándalus, España y Portugal en la época musulmana (s. VIII-XV). Granada: Almed.

Scheen, Rolf. 1996. Vikings raids on the Spanish Peninsula. Militaria. Revista de cultura militar, no 8. UCM, Madrid.

2 Comentarios

  1. A person essentially assist to make severely
    articles I’d state. That is the first time I frequented your website page
    and up to now? I amazed with the research you made to
    make this actual publish incredible. Fantastic process!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *